Algunas gestantes poseen deficiencias de sustancias o el cuerpo puede demandar cantidades mayores de las mismas, variando en cada caso. En ese momento entran en escena las vitaminas prenatales o vitaminas para el embarazo.
Las mujeres que planifican ser mamás generalmente son incentivadas a tomarlas antes, durante y un poco después de ese proceso. Eso porque estas vitaminas fueron desarrolladas especialmente para ese período de las mujeres, pues ayudan en el crecimiento del feto, en el transporte del oxígeno en la sangre entre mamá y bebé y ambos adquieren nutrientes que, a veces, la mujer no logra ni con la dieta balanceada.
¿Cómo se hace la vitamina prenatal?
Uno de los compuestos principales de la vitamina es el calcio. Fundamental para prevenir la pérdida ósea atenuada de esa etapa, ya que mucho del calcio ingerido es destinado a la formación de huesos y dientes del bebé. De esa forma, si ella no tiene una carga suficiente, el cuerpo automáticamente comienza a sacar de los propios huesos, dejándolos más frágiles y susceptibles a la osteoporosis. Por lo tanto, se debe tener, como mínimo, 200mg de ese complemento hasta que la madre deje de amamantar, ya que es un compuesto clave de la leche también.
Ácido fólico. Ese es “el tipo”. Probablemente, el compuesto más importante del complemento vitamínico de una gestante. Ayuda con la replicación celular y reduce drásticamente el riesgo de que el bebé tenga graves defectos del tubo neural, como espina bífida o anencefalia. La cantidad que se debe ingerir varía – como todo, ¿verdad? – pero son como mínimo 400mcg de ácido fólico.
El hierro también es muy importante en la vitamina prenatal. ¿Recuerda que hablamos del transporte de oxigeno? Es el responsable por eso. Muy importante en el último trimestre de la gestación, el hierro evita partos prematuros. Normalmente, se recomienda 30mg.
Se incluye en esa lista vitaminas del complejo B y del tipo D. La vitamina A puede tener que ser en menor escala. Cuando esta vitamina viene de fuente animal, puede causar efectos imprevisibles en el feto. Es recomendable que la fuente de esa vitamina sea de frutas y vegetales, en la forma de betacaroteno, porque así el propio cuerpo lo convierte en vitamina A, siendo más seguro para el niño.
¿Lo necesito?
Nuestra recomendación es consultar al médico para que recomiende el grupo complementario más adecuado para su caso. Tomar por cuenta propia puede acarrear sobredosis de alguna sustancia y perjudicar a la mamá y al bebé. Y nunca, repetimos, nunca un complemento va a sustituir una alimentación. Como el propio nombre lo indica, es para complementar, reforzar algo u otra sustancia que es insuficiente. Teniendo esas responsabilidades en mente, todo estará bien para la familia que se inicia. 😉
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