Alimentación Salud Bebé

Leche materna: un “alimento de oro”. Entienda su composición y funciones

Los beneficios de la lactancia materna ya son mundialmente difundidos y conocidos: se calcula que la lactancia materna podría evitar 13% de las muertes, por causas evitables, en niños de menos de 5 años, en todo el mundo. Además, la leche materna protege contra diarreas, infecciones respiratorias y alergias. También disminuye el riesgo de hipertensión, colesterol alto y diabetes, además de reducir la probabilidad de desarrollar obesidad. Hay evidencias de que la lactancia materna contribuye con el desarrollo cognitivo de los bebés.

Eso sin mencionar los muchos beneficios para la mamá, como ser: ayuda a reducir el peso más rápidamente después del parto; ayuda al útero a recuperar su tamaño normal, disminuyendo el riesgo de hemorragia y de anemia en esa etapa; reduce el riesgo de diabetes; y reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama y de ovario.

O sea, la lactancia es sin duda un proceso natural muy sabio y valioso y la leche materna es el mejor y más nutritivo alimento para los bebés, un “alimento de oro”. Es recomendada, inclusive, cuando la mamá está con sospecha, o confirmación de COVID-19, si se siente cómoda para amamantar, respetando los cuidados adecuados de higiene.

 

¿Pero sabe cuáles son las características de la leche humana, su composición y funciones en cada etapa del amamantamiento?

 

Investigamos para usted las principales informaciones y curiosidades sobre este tema:

 

1 – ¿Sabía que, a pesar de que la alimentación varía mucho entre las personas, la leche materna presenta una composición semejante en TODAS las mujeres del mundo que amamantan? Y solo en los casos de desnutrición grave la leche se puede ver afectada en su calidad? Sorprendente, ¿verdad?

2 – Los primeros días, la leche materna es llamada calostro, que contiene más proteínas y menos grasas que la leche madura, que es aquella producida del séptimo al décimo día posparto.

3 – La leche de mamás de recién nacidos prematuros es diferente que la de mamás de bebés a término – que son los nacidos entre la 39ª y la 41ª semana de gestación, duración considerada ideal para la salud del niño.

4 – La leche de vaca tiene muchas más proteínas que la leche humana y son proteínas diferentes. La principal proteína de la leche materna es la lactoalbúmina y la de la leche de vaca es la caseína, de difícil digestión para la especie humana.

5 – De hecho, la concentración de grasa en la leche aumenta en el transcurso de una mamada. O sea, no es un mito la recomendación de que es importante que el niño vacíe bien la mama, pues la leche del final de la mamada (llamado leche posterior) es más rica en energía (calorías) y sacia mejor al niño.

6 – Usted ya debe haber oído hablar, pero es siempre importante resaltar que la leche humana posee numerosos factores inmunológicos que protegen al niño contra infecciones. La “IgA” secretoria es el principal anticuerpo, actuando contra microrganismos presentes en las superficies mucosas. Según el Ministerio de Salud, “los anticuerpos IgA en la leche humana son un reflejo de los antígenos entéricos y respiratorios de la mamá, o sea, ella produce anticuerpos contra agentes infecciosos con los cuales ya tuvo contacto, proporcionando, así, protección para el niño contra los gérmenes prevalentes en el medio en que vive la madre”. La concentración de IgA en la leche materna disminuye a lo largo del primer mes, permaneciendo relativamente constante a partir de entonces.

7 – Existen otros factores de protección de la leche materna, además de la IgA, como: anticuerpos IgM e IgG, macrófagos, neutrófilos, linfocitos B y T, lactoferrina, lisozima y factor bífido. Ese último favorece el crecimiento de los Lactobacillus bifidus que componen la flora intestinal predominantemente en niños amamantados exclusivamente con pecho, acidificando las heces y así dificultando la instalación de bacterias que causan diarrea.

8 – Algunos de los factores de protección de la leche materna son total o parcialmente destruidos por el calor, por eso es necesario mucho cuidado al calentar la leche humana, pues a elevadas temperaturas sufre alteración en su composición y no tendrá el mismo valor biológico.

 

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